La diarrea es un síntoma asociado a numerosas enfermedades del aparato digestivo; consiste en la eliminación frecuente de heces más o menos líquidas. Las diarreas pueden deberse a diferentes causas: desde un simple resfriado hasta infecciones intestinales bacterianas, por protozoos (amebiasis) o por lombrices (teniasis); puede ser consecuencia de trastornos hormonales (hipertiroidismo) o alteraciones nutricionales (esprue, avitaminosis); a veces es la manifestación de reacciones alérgicas (colitis) o de toxicosis endógena y exógena.
La diarrea puede manifestarse en forma aguda o crónica: en la forma aguda se manifiesta con un inicio brusco, caracterizado por la sucesión de numerosas descargas de heces líquidas de color marrón, amarillentas o verdosas, a veces ricas en mucosidad y residuos de alimentos no digeridos; la secreción se acompaña con frecuencia de un color abdominal brillante y, en ocasiones, de vómitos. En las formas crónicas el cuadro es menos severo, con menos deterioro del estado general; las descargas son menos frecuentes, con características fecales propias del estado mórbido que determinó el síntoma.
La diarrea aguda es una de las enfermedades más comunes en los niños. Suele presentarse como un episodio de inicio agudo, de gravedad variable, que generalmente se resuelve sin consecuencias significativas. La causa de este fenómeno es principalmente viral (rotavirus en particular), más raramente bacteriana (por ejemplo, Salmonella, Escherichia coli). Las causas de la diarrea pueden ser intoxicaciones alimentarias (mala ingesta de alimentos), intolerancias alimentarias o alérgicas (poco frecuente) y, especialmente en los lactantes, infecciones localizadas en otras partes del cuerpo (por ejemplo, otitis, gripe). Todas estas causas actúan a través de un mecanismo común: modifican la función de la mucosa intestinal, haciéndola menos capaz de absorber agua y sales minerales que se pierden abundantemente en la luz gastrointestinal en forma de secreciones diarreicas. En la mayoría de los casos no es necesario ningún tratamiento antibiótico para frenar la diarrea, bastando con los fermentos lácticos tomados en forma de polvo, ampollas o óvulos en caso de fiebre alta.
Es importante prestar atención entonces a los síntomas que manifiesta el niño, o si además hay fiebre y vómitos; una diarrea vírica normal dura como máximo un par de semanas, por lo que, si continúa, podría ser una intolerancia o una alergia.